La aguja de coser
lleva con nosotros desde que nos vestimos. Los primeros restos datan de hace
40.000 años, hechas de hueso de reno, colmillo de morsa o marfil de mamut. El
material dependía del uso que se le iba a dar, las de hueso de ave se
utilizaban para coser prendas ligeras, mientras que las de marfil se empleaban
con el cuero. Hace 20.000 años se alcanzó tal grado de perfección que las agujas
de entonces podrían ser usadas hoy en día.
En cuanto al hilo utilizado, los hombres prehistóricos empleaban fibras
vegetales y tendones de animales, generalmente de ciervo o toro.
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